miércoles, 21 de noviembre de 2012

LUISA PÉREZ DE ZAMBRANA (Cuba, 1837-1922)

LUISA PÉREZ DE ZAMBRANA (Cuba, 1837-1922)



Nacida en Cuba, hija de canarios, está considerada entre las mejores poetisas de Cuba e Hispanoamérica. A la edad de 14 años compuso su primer trabajo literario que recogió en un cuaderno publicado con la ayuda de los intelectuales que la rodeaban en Santiago. El libro dio la vuelta a la Isla y el intelectual Don Ramón Zambrana quedó prendido de su obra, yendo a Santiago de Cuba para conocerla y acabaron casándose. Su vida estuvo marcada por la presencia constante de la muerte, ya que perdió a su esposo y a sus cinco hijos paulatinamente entre 1886 y 1898 y ello se reflejó en su poesía  llena de melancolía, pasión y ternura, con reflexiones  filosóficas sobre la muerte.Premiada y reconocida en Cuba y España, José Martí dijo de ella:  «se hacen versos de la grandeza, pero sólo del sentimiento se hace poesía».

A MI AMIGO A. L.

Al querer retratarme en un pedestal
coronada de laurel.

Mi noble amigo:
el delicado y generoso obsequio
conmovida agradezco; mas no quieras
verme subir al pedestal que me alzas,
con la vista inclinada y con la frente
por ti ceñida de laurel glorioso,
teñida de rubor... no, amigo mío;
pinta un árbol más bien, hojoso y fresco
en vez de pedestal, y a mí a su sombra
sentada con un libro entre las manos,
y la frente inclinada suavemente
sobre sus ricas páginas, leyendo
con profunda atención; no me circundes
de palomas, de laureles ni de rosas,
sino de fresca y silenciosa grama;
y en lugar de la espléndida corona
pon simplemente en mis cabellos lisos
una flor nada más, que más convienen
a mi cabeza candorosa y pobre
las flores que los lauros...
No me pintes más blanca ni más bella;
píntame como soy, trigueña, joven,
modesta y sin beldad; vísteme sólo
de muselina blanca, que es el traje
que a la tranquila sencillez de mi alma
y a la escasez de la fortuna mía
armoniza más bien...

Píntame en torno
un horizonte azul, un lago terso
y un sol poniente, cuyos rayos tibios
acaricien mi frente sosegada.
Píntame así, que el tiempo poderoso
pasará velozmente, como un día,
y después que esté muerta y olvidada,
a la sombra del árbol silencioso
con la frente inclinada
me hallarás estudiando todavía.

miércoles, 10 de octubre de 2007

FLORENCIA PINAR


ESPAÑA (1470 - 1530)
Se sabe que fue dama de la corte de Isabel la Católica y que fue la primera mujer que participó en los festivales o justas poéticas. Un ejemplo de estos espectáculos es el que se hizo en Valladolid en 1475, por otra parte muy cuidado y espectacular, para el festejo de la coronación de Isabel I.La poesía de Florencia Pinar habla principalmente del amor y del deseo. Dejando su huella femenina propia en el estilo, que tiende más a la metonimia que a la metáfora. Entre sus poemas, recopilados por Hernando del Castillo en El Cancionero General (1511), siete en total, los cuales se han conservado con su nombre, hecho muy raro para una autora del siglo XV. Destaca "Destas aves su nación", cuyo erotismo resultó escandaloso para su época.
CANCIÓN
De estas aves su nación
es cantar con alegría
y de verlas en prisión
siento yo grave pasión,
sin sentir nadie la mía.
Ellas lloran que se vieron
sin temor de ser cautivas,
y a quien eran más esquivas
esos mismos las prendieron.
Sus nombres mi vida son,
que va perdiendo alegría,
y de verlas en prisión
siento yo grave pasión,
sin sentir nadie la mía.

CANCIÓN

El amor ha tales mañas
que quien no se guarda de ellas,
si se l´entra en las entrañas
no puede salir sin ellas.
El amor es un gusano
bien mirada su figura:
es un cáncer de natura
que come todo lo sano.
Por sus burlas, por sus sañas,
dél se dan tales querellas
que, si entra en las entrañas,
no puede salir sin ellas.
Es de diversos colores,
críasse de mil antojos;
da fatiga, da dolores,
rige grandes y menores
ciega muchos claros ojos;
y aquellos desque cegados,
no quieren verse en clarura;
hállanse tanto en quebrados,
que dicen los desdichados
es un cáncer de natura,
a quien somos sojuzgados.
Y estas cosas declarando,
piensa que son de creelas,
porque amor tiene tal mando,
qu´en las entrañas entrando,
no puede salir sin ellas,
hasta dexarnos llorando.

GLOSA DE FLORENCIA
Será perderos pediros
esperanza que es incierta,
pues cuanto gano en serviros
mi dicha lo desconcierta.
Crece cuando más va a más
un quereros que me hace
consentir, pues que a vos place
mis bienes queden atrás.
Más veréis con mis suspiros
la pena más descubierta,
pues cuanto gano en serviros
mi dicha lo desconcierta.

JOSEFINA PLA


CANARIAS/PARAGUAY (1909-1999)
Poeta, dramaturga, narradora, ensayista, ceramista, crítica de arte y periodista. Aunque canaria de nacimiento, se radicó en Asunción desde 1927 y dedicó toda su vida a labores artísticas, contribuyendo de manera decisiva al desarrollo cultural del Paraguay.
Incursionó con éxito en todos los géneros y colaboró de manera regular en innumerables publicaciones locales y extranjeras. Como merecido homenaje a su labor de tantos años, en 1981 la Universidad Nacional de su país de adopción le concedió el título de "Doctora Honoris Causa", galardón que se une a muchas otras merecidas distinciones de que fur objeto en los últimos años, entre ellas: "Dama de la Orden de Isabel la Católica" (España, 1977), "Mujer del año" (Paraguay, 1977), "Medalla del Ministerio de Cultura de San Pablo" (Brasil, 1979), "Trofeo Ollantay" del CELCIT, por investigación teatral (Venezuela, 1983) y "Miembro Correspondiente de la Real Academia Española de la Historia" (España, 1987). Con más de sesenta años de intensa y fecunda labor creativa y crítica, y más de cincuenta libros publicados, Josefina Pla se yergue como la figura más importante de las letras paraguayas del siglo XX.
TAN SÓLO...
Tan sólo una mirada,
una pupila sólo para todas las cosas.
Para la aurora y el ocaso,
para el amor y el odio,
para el amante y el verdugo,
la paloma y la víbora,
la estrella y la luciérnaga.
Solamente unas manos
para el cáliz y el látigo,
para la rosa y para el cacto.
Solamente unas manos
para la arena y el rocío,
para mecer la cuna,
y acariciar la sien del esperado,
y abrir el último agujero. Una boca tan sólo
para el beso y el grito
y para la oración y la blasfemia.
Para el suspiro y la mentira,
para el perdón
y la condena.
Y tan sólo una sangre
para escuchar el tiempo,
para regar los sueños,
para comprar la herida y la agonía,
y destilar las lágrimas. Ah, tan sólo una sangre
una boca, unas manos,
una mirada solo.
Me tendrás a tu lado. Me besarás. Y luego,
como al moreno cántaro que espera al fin del surco,
a mi sumiso cuerpo se alargarán tus brazos.
Se saciará tu sed: la exigua sed de un hombre.
De mi lecho después, en largas madrugadas
hacer creerás el blanco camino del olvido.
Y sin embargo, ciego piloto de mi entraña,
conmigo habrás llegado por una noche sola,
a la encantada playa donde no está tu muerte.
Por el nocturno río caliente de mi sangre
irán tus ojos lejos, para jamás volverse,
tu voz prenderá en roca para perennes ecos.
Tú no lo sabes, hombre, tú no lo piensas, ciego.
Esta noche mi cuerpo será, ¡oh antiguo nauta!
el puerto de que zarpen las naves de otra aurora.
TODO COMENZÓ EN EL ESPEJO
Todo comenzó en el espejo.
En la palma indiferente del agua
la nube fingió islas, cimientos el arco iris.
Todo comenzó en el espejo.
En el cielo engañifa de la charca
la rama empolló el huevo de la luna;
cosió el pájaro un velo con costura perdida.
Todo comenzó en el espejo.
La estrella guiñó mintiendo al pez incauto;
la luna escribió música que no despertó a nadie.
Y en el espejo una mañana
reconoció el viajero su secreto fantasma,
se vio pómulo y sien,
pupilas de agua para siempre cautiva,
frente como una lápida de sí mismo.
Se vio por fuera, se olvidó por dentro.
Y comenzó a clasificarse
según color y pelo.
Y los amantes murieron por él dos y tres veces,
y los viejos gustaron anticipada la agonía,
y el hombre del color perdió patria y amigos,
y la belleza vendió a su esposo el sueño.
-Todo comenzó en el espejo-.
DÉJAME SER
Deja llevarme mi última aventura.
Déjame ser mi propio testimonio,
y dar fe de mi propia
desmemoria.
Déjame diseñar mi último rostro,
apretar en mi oído los pasos de la lluvia
borrándome el adiós definitivo.
Déjame naufragar asida
a un paisaje, una nube,
al vuelo humilde de un gorrión,
a un brote renaciente,
o siquiera al relámpago
que abra en dos mi último cielo.
Sujétame los brazos.
engrilla mis tobillos,
empareda mis párpados.
Pero tatuada una flor en la pupila,
crucificada un alba debajo de la frente,
acurrucado un beso en la raíz de la lengua,
déjame ser mi propio testimonio.

ESTHER DE CÁCERES


URUGUAY 1903-1971
Poeta y ensayista uruguaya, nació en Montevideo el 4 de septiembre de 1903.
En 1929 se graduó en la Facultad de Medicina y alternó su profesión con la docencia como profesora universitaria de Literatura, actividad a la que dedicó gran parte de su vida.
Su quehacer literario se manifiesta también en artículos, conferencias y prólogos. Los temas religiosos ahondados e inspirados en la tradición cristiana, los presenta con un sentido de la musicalidad y pureza que no encuentra parecidos en la trayectoria de la poesía femenina uruguaya.
Mujer comprometida con su tiempo, representó a su país en diversos eventos intelectuales y en 1962 el gobierno uruguayo la designó como agregada en la Embajada de Washington (Estados Unidos). Un año antes había ingresado a la Academia Nacional de Letras y fue miembro correspondiente de la Real Academia Española de la Lengua. Obtuvo el Premio Nacional de Literatura en 1933, 1934 .
Falleció el 3 de febrero de 1971.
LAS CAMPANAS DEL VALLE

Tiembla el aire, desata las fragancias
si cantan las campanas
llamando a los nostálgicos
seres del valle.

Son locas llamaradas
tendidas a una música lejana
que sólo en sueños viene
con acento velado
por un camino tierno de amapolas
y de lento descanso.

Cuando nos despertamos
a saber otra vez del destierro y las lágrimas
las campanas encienden el aire del desierto
y, también desterradas,
hacia las más lejanas campanas de aquel reino
cantan y cantan.


EL SILENCIO

Los pájaros
desde el silencio
cantan.
Desde enjambres de amor y de tormento
cantan.
Desde prisiones y en la dilatada
casa del aire
cantan.
Entre cipreses de la muerte
cantan.
Pero un pájaro solo que ha atravesado el Fuego
solo en lo alto
solo y extático
en misteriosos cielos de silencio y alma
canta.




LOS PIANOS

¿Qué piano me recuerdan
las nubes esta tarde?

Lejos de acantilados
en donde el mar se rompe
llorando;
lejos de ciegas llamas
que una mano desata
para su muerte incauta,
ya no eres gris espada
ni violento relámpago.

¡Las nubes me hacen dulce
tu recuerdo en la tarde!

Como se planta un árbol
hoy dejo sobre el mundo
tu imagen:

Tú eres como los pianos
distantes en la tarde.
No acantilado: blanda
playa de seda y algas
a donde mi amor llega
cantando.

Las lentas melodías
a tu alrededor vagan,
como aquellas gaviotas
que se acercan a un barco
y le hacen una nueva
quilla blanda.

¿Qué piano me recuerdan
las nubes esta tarde?...
Tú eres como los pianos
y las nubes distantes.




Obra:
“Las ínsulas extrañas” (1929)
"Canción de Esther de Cáceres" (1931)
"Libro de la soledad" (1933)
"Los cielos" (1935)
"Cruz y éxtasis de la pasión" (1936)
"El Alma y el Angel" (1937)
"Espejo sin muerte" (1941)
"Concierto de amor" (1944)
"Antología" (1945)
"Mar en el mar" (1947)
“Madrigales, trances, saetas” (1947)
"Paso en la noche" (1957)
"Los cantos del destierro" (1963)
"Tiempo y abismo" (1965).
“Canto desierto” (1969).

domingo, 7 de octubre de 2007



EMILIA AYARZA DE HERRERA (1919-1966)


Nacida en Bogotá , su obra poética está traspasada por una honda carga de dolor y por la búsqueda incesante de la paz, tanto la personal como la colectiva. Así, dedicó gran parte de su obra a mostrar la angustia humana en el contexto social de la violencia colombiana. Hasta su fallecimiento en Estados Unidos en 1996 publicó cinco libros, entre los que detaca "Sólo el canto", que reunió para la Editorial Magisterio, gran parte de la obra poética de esta escritora.


POEMAS


A CALI HA LLEGADO LA MUERTE (Fragmento)


(...)

Nada pudo detener la muerte.

Llegó a Cali navegando

y los corceles del Océano Pacífico la saludaron volcando sus belfos espumeantes en la playa.

Llegó por el pito de los buques

por las banderas de los guacamayos

por el ojo de las agujas que remiendan el pudor de las modistas

por la voz de los muertos en los árboles

por los billetes rubios

por el alma incolora de los camioneros

por los ojos trasnochados de los naipes

por la felina displicencia de los grandes

por la rosa ignorante

por el paisaje de zapatos sin huella.

Llegó sin pasaporte y cruzó la frontera

caminando sobre el miedo rosado de los niños

por el clavicordio dorado de los campanarios

por el pelo de agua dulce de los cocos

por la sencillez de los pueblos

donde los campesinos y las almojábanas se encaran con el sol

y los mendigos pegan su coto a las ventanillas del tren.

Llegó sin autorización de los muertos

que se salieron de sus tumbas

a protestar en un mitin putrefacto y amarillo.

(...)


TESTAMENTO

Yo me muero —hijo mío— porque el tiempo
ya no me da su dimensión de toro.
Porque la vida y Colombia se me van de entre las manos
como el tacto de la piel del moribundo.
Porque a los sueños les pusieron pasta.
Y enlataron el júbilo y la risa.
Me voy porque hay qué medir con metro las ideas.
Hay que poner en fila hasta las lágrimas.

Me voy porque ahora tienen que pagar impuesto
los árboles sencillos,
los ríos obedientes,
la piedra, las hormigas,
la lluvia consecuente,
el gris intermitente de los asnos,
las luciérnagas por su vientre iluminado,
el sueño mineral de las tortugas
y hasta el clima sexual de las ovejas!
Me voy porque el trapiche renunció
al ladrillo de miel de sus panelas.
La sal a su bruñida casta de marmaja.
Los pueblos al derecho de escribir su nombre.
Los hombres del trópico
ya no viven alrededor de los volcanes de la piña
sino entre la ceniza de los paludismos.
Ya no se les ve crecer el pelo sobre el hombroa las mazorcas...
ni bailar a las lechugas con su traje de organdí.
Ahora sólo se palpa el almizcle integral de los jornales.
La mínima sangre del labriego.
El tibio cementerio de los ranchos.
El dudoso bolsillo de los clérigos.
El nocturno capital de los burgueses.
Las casas de pellejo de los médicos.
Los edificios de los abogados
construidos con el margen de las viudas.
Ahora las madres bajo su abultado vientre
llevan sólo un cadáver precoz bajo la piel.
El corazón de tus hermanos
ya no es la dulzura en la mitad del pecho.
Se acabaron las diáfanas criaturas,
las gentes con el nombre de cristal.
Las calles no volvieron a cantar en las ventanas.
A los loteros y a los lustrabotas
les sellaron con plomo sus asambleas de esquina.
Y en las casas antiguas el abuelo
—a la sombra del brevo familiar—
doblega en silencio su cabeza blanca,
mientras Colombia en el mapa se desnuda
y le muestra a la América sus llagas!

MUJERÍO POÉTICO




Desde los inicios de la literatura en castellano, las mujeres han estado presentes con su quehacer poético, aunque muchas veces se las haya mantenido apartadas de ediciones, libros de texto y antologías . Nos proponemos dar a conocer a esas poetisas de habla hispana, muy conocidas algunas y muy poco conocidas la mayoría. Breves biografías y una pequeña muestra de sus poemas. Es nuestro pequeño homenaje a ese maravilloso mujerío poético.